. Según una encuesta hecha por una empresa privada americana, gran parte del cristianismo norteamericano ha crecido en tolerancia con respecto a otras religiones como verdaderas. Esto es parte de lo que dice el artículo,
Algunas razones que se me vienen a la cabeza en este momento del porque de esta noticia:
Creo que muchas de las personas que asisten a nuestras iglesias deberían escuchar las palabras del gran puritano Richard Baxter cuando se refiere a los verdaderos creyentes, pues en nuestras iglesias abundan aquellos que se dicen ‘cristianos’ pero que aún están perdidos. Baxter dice,
“Pueden ver en llanos términos, de la palabra de Dios, quienes son los malvados y quienes los conversos. Hombres ignorantes piensan que si un hombre no jura en vano, ni maldice, ni borracho, ni fornicador, ni extoricionador, ni hace daño a nadie en sus asuntos, y si asisten a la iglesia, y dicen sus oraciones, reciben el sacramento, y en ocasiones extienden sus manos para ayudar a los pobres, estos no pueden se hombres inconversos. O si un hombre, que ha sido culpable de borracheras, o maldecir, o juegos, o vicios como esos, se abstienen por un tiempo, ellos piensan que es un hombre creyente. –Otros piensan, si un hombre, que ha sido enemigo y burlador de la santidad, la aprueban, y se unen con aquellos que son santos, y odiado por los malvados, como los santos lo son, que esto debe probar que es un creyente. Y algunos son tan imprudentes como para pensar que son creyentes tomando en cuenta una nueva opinión. Y otros creen, si ellos temieran los terrores del infierno, y tuvieran la convicción y torturas de la conciencia, y por lo tanto han prometido y han propuesto arreglarse, y toman una vida de comportamiento civil y religión externa, que esto debe ser una verdadera conversión. Y estas son las pobres almas engañadas que son como perder el beneficio de todas nuestras persuasiones; y, cuando escuchan que los malvados deben volverse o morir, ellos creen que no se está hablando de ellos; pues ellos no son malvados, sino que han sido convertidos. Y por tanto es Cristo que le dice a los gobernadores de los judíos que eran más civilizados que la gente común, que los ‘publicanos y rameras iban hacia el reino de Cristo antes que ellos.” No que una ramera o un pecador pueda ser salvo sin conversión, sino debido a que era más fácil hacer a estos pecadores percobor su pecado y miseria, y a necesidad de un cambio, que a los más civilizados que se engañan a ellos mismos pensando que ya fueron convertidos, cuando no lo eran. Oh señores, la conversión es otro tipo de obra de la que muchos perciben; no es un pequeño asunto traer a una mente terrenal al cielo, y mostrarle al hombre las excelencias de Dios, hasta que haya sido tomado en tal amor hacia él, que nunca podrá ser apagado; a romper el corazón por el pecado, y hacerlo volar buscando el refugio de Cristo, y agradecidamente abrazarle como la vida del alma; tener el corazón y la vida cambiada; para que un hombre renuncie aquello que había tomado por felicidad, y poner su felicidad donde nunca la había puesto antes, y vive no para el mismo fin, y no maneja el mismo deseo del mundo, como antes hacía: en una palabra, aquel que está en Cristo es una nueva criatura. Él tiene un nuevo entendimiento, una nueva voluntad y resolución, nuevas angustias, y deseos, y amor, y placer: nuevos pensamientos, nuevos discursos, nueva compañía, (si es posible) y nueva conversación. El pecado, aquello que antes era una broma con él, es ahora tan odioso y terrible para él, que vuela lejos de él como de la muerte. El mundo, que era tan deseable a sus ojos, ahora aparece como una vanidad: Dios, que antes era rechazado, es ahora la única alegría de su alma; antes era olvidado, y toda lujuria preferida sobre Él: pero ahora se encuentra junto al corazón, y todas las cosas deben darle lugar, y el corazón es tomado para atenderle y observarle, y es contristado cuando Él esconde Su rostro, y nunca se vé bien sin Él. Cristo mismo, que no era nunca tenido como pensamiento, es ahora su única esperanza y refugio, y vive de Él como el pan diario; no puede orar sin Él, ni regocijarse, ni pensar, ni hablar, ni vivir sin Él.– El cielo mismo, que antes era visto como una reserva tolerable que creía le serviría mejor que el infierno, cuando no podía estar meas en el mundo, es ahora su hogar, el lugar de su única esperanza y refugio, donde podrá ver, amar, y alabar que Dios tiene ya su corazón. El infierno, que antes le parecía un bicho para espantar a los hombres del pecado, ahora aparece una verdadera miseria, del que no debe aventurarse, ni bromearse.–Las obras de la santidad, que antes descuidaba, y le parecían más broma que necesidad, ahora son recreación, y su asunto. La Biblia, que antes era para él un libro común, es ahora la Ley de Dios, como una carta escrita para él del cielo, y suscrito con el nombre o la eterna Majestad; es la regla de sus pensamientos, y palabras, y obras; las ordenes se mantienen, las amenazas son terribles, y las promesas de ella e dan vida al alma. Los santos, que le parecían otros hombres, ahora son los más excelentes y alegres en la tierra. Y los malvados que antes eran sus compañeros de juego, ahora son su dolor; y él, que podría reírse de sus pecados, está pronto a llorar por su pecado y miseria.
En conclusión, él tiene un nuevo fin en sus pensamientos, y un nuevo camino en sus obras, y por lo tanto su corazón y vida son nuevos. Antes, su ser carnal era su meta; y su placer y provechos mundanos, y crédito eran su camino; y ahora Dios y la gloria eterna son su meta; y Cristo, y el Espíritu, y la palabra, y las ordenanzas, santidad hacia Dios, y usticia, y misericordia hacia los hombres, estas son su nuevo camino. Antes, su ser era el máximo gobernante; a quien las cosas de Dios y conciencia deben darle lugar. Y ahora Dios en Cristo, por el Espíritu, palabra y ministerio, es el máximo gobernante, a quien el ser y las cosas del ser deben darle lugar. Así que esto no es un cambio en uno, o dos, o veinte puntos, sino en el alma entera, y en cada fin de la conversación. Un hombre puede pasarse de un camino a otro y siempre tener su rostro de la misma manera, y siempre ir hacia el mismo lugar: Pero es otra cosa devolverse de nuevo, y tomar su camino por el lado contrario, a un lugar contrario. Así es aquí: un hombre puede volverse de la borrachera a la sobriedad, y desechar su buen compañerismo y otros graves pecados, y poner sus asuntos sobre la religión, y tener el mismo fin que el de antes, poniendo a su ser carnal antes que lo demás, y otorgándole el gobierno de su alma. Pero cuando es convertido, este ser es negado y rebajado, y Dios es puesto encima, y su rostro se pone hacia el lado contrario; y él, que antes era adicto a sí mismo, y vivía para él mismo, es ahora por la santificación devoto a Dios, y vive bajo Dios. Antes, él preguntaba que haría con su tiempo, sus heredades, sus propiedades, y las utilizaba para él; pero ahora le pregunta a Dios que debe hacer con ellas, y las usa para Él. Antes, complacería a Dios mientras que su carne y su ser carnal fueran complacidos, pero no para traerles disgusto. Pero hora él complace a Dios, a pesar de que su carne y ser estén disgustados. Este es el gran cambio que Dios hará sobre todos aquellos que serán salvos.” [1]
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