Fiabilidad de la Biblia parte 4

25 Sep

OTROS TESTIMONIOS DEL SIGLO II

Tenemos otros testimonios más tardíos, pero también muy valiosos respecto al valor de los evangelios en la iglesia y al reconocimiento de que eran documentos fidedignos. En el siglo II la iglesia podía tener dudas respecto a algún escrito para aceptarlo en el canon, pero prácticamente todo el Nuevo Testamento, tal como lo conocemos nosotros hoy en día, era aceptado con unanimidad; y, lo más importante, sobre los evangelios no había ninguna duda: las dudas sólo las tenían aquellos que pretendían seguir precisamente lo que los evangelios, base de la iglesia, no contenía.

Hay que destacar los siguientes testimonios:
1 – Marción. Tenemos el testimonio de aquellos que no seguían toda la enseñanza de los apóstoles. Un caso ejemplar es el de Marción, quien en el año 140 publicó una lista de libros que él consideraba como canónicos, excluyendo algunos y modificando otros. Aceptó una versión expurgada de Lucas y de las epístolas de Pablo, rechazando por entero el Antiguo Testamento. Esta expurgación parece implicar una reacción contra los libros del Nuevo Testamento que eran aceptados por la iglesia.
Probablemente una reacción contra Marción la constituyan los llamados prólogos antirnarcionitas a los evangelios, especialmente a los de Lucas y Juan.
2 – Valentino. También sabemos que la mayoría de los libros del Nuevo Testamento eran aceptados por la iglesia por documentos de grupos disidentes como los valentinianos y los gnósticos en general. El Evangelio de la Verdad, probablemente del mismo Valentino, da testimonio de los libros del Nuevo Testamento aceptados por la iglesia. Tenemos, pues, a través del propio testimonio de un disidente de la iglesia, una fuerte evidencia de que alrededor del año 140 probablemente ya había un canon del Nuevo Testamento, aceptado como autoridad, que correspondería con bastante fidelidad al que tenemos nosotros40.
3 – Justino Mártir, a mediados del siglo II, escribe en su Primera Apología (67) que en el culto cristiano se leían textos de las memorias de los apóstoles que son, según él mismo ha dicho en el capítulo anterior, los evangelios. Es el primer autor que inequívocamente sabemos que nombra a los evangelios con este nombre. Es interesante que el uso del término está en un contexto de polémica con Marción. En seis ocasiones utiliza la expresión «escrito está» al citar los evangelios. Además, Justino contiene numerosas referencias textuales al Nuevo Testamento.
4 – Taciano. Eusebio en su Historia eclesiástica (iv, xxix, vi) hace referencia a Taciano, según él líder de los encratitas, para decir que compuso una especie de versión o combinación de los cuatro evangelios en uno solo, el Diatessaron (que significa «a través de cuatro»), lo cual es confirmado por noticias posteriores. Según estas noticias, sobre el año 170, los cuatro evangelios ya circulaban, al menos en Siria, como evangelios canónicos.
5 – El Canon de Muratori (hacia finales de siglo II), que recibe su nombre por el descubridor de una copia de ese canon del siglo VII o VIII, fue publicado en 1740. Parece ser una respuesta contraria a la mutilación de Marción y a las desviaciones de los gnósticos, especialmente la de los evangelios.
El texto implica una aceptación de los cuatro evangelios como una totalidad.
6 — Ireneo de Lyon. Es en Ireneo, obispo de Lyon sobre el año 180, donde encontramos una formulación explícita de los cuatro evangelios como algo natural y admitido por la iglesia, del mismo modo que hay cuatro vientos o cuatro puntos cardinales (Contra los herejes, iii, 11,8).

Podríamos citar más ejemplos. Pero lo importante es que ya en el siglo 11 se muestra como algo evidente que la iglesia cristiana aceptaba la mayoría de los libros que hoy componen nuestro nuevo Nuevo Testamento; sólo había algunas discrepancias respecto a algunas cartas y al Apocalipsis. Pero los cuatro evangelios y las cartas de Pablo eran aceptadas umversalmente, a excepción de grupos disidentes.

David Galcera, ¿Hay alguien ahi?, ed. Clie, pag. 257-259